¿Abro? ¿Cierro? ¿Con cuál me quedo?
En la vida, al igual vos, querido/a lector/a, he enfrentado a constantes transiciones.
Algunas fueron pequeñas, como cambiar de trabajo. Otras más
profundas, como el cierre de una etapa personal o emocional.
Cuando esos momentos de cambio llegan también llegan
emocionantes desafiantes, que no me gustan tanto transitarlas. Así y todo, una cosa es segura: para abrir un nuevo
camino, es crucial que cierre el ciclo anterior, es lo que necesito para poder
avanzar.
Al hacerlo estoy abriendo paso a nuevas oportunidades, esto
me permite librarme de la carga emocional, los pensamientos recurrentes y de
las ataduras que me mantenían estancada.
Imaginate esto: Comenzá a caminar con una maleta llena de
recuerdos, emociones y situaciones no resueltas ¿Cuánto peso extra estás
agregando a la caminata?
Ahora, visualizá ir cerrando el ciclo, vas despidiendo esa
etapa mentalmente, luego emocionalmente con los recuerdos hermosos y los no
tantos, y esa valija ya está mucho más liviana, tiene mucho espacio para las
experiencias futuras.
Haciendo este ejercicio me brindo la posibilidad de aprender
de lo vivido y tomar esas lecciones para construir un futuro más alineado con mis
deseos, con mis valores.
Claro que cerrar un ciclo es atemorizante, porque enfrentar emociones que prefiere evitar naturalmente: el dolor, la pérdida, la frustración. ¿Querés agregar alguna más?
Sin embargo dilatar el cierre de l ciclo o etapa lo único
que hace es prolongar el malestar, continuar con esas emociones que no me
gustan y me voy perdiendo de abrazar las nuevas que pueden ser muy
enriquecedoras.
Aceptar que un ciclo ha terminado en una relación, una etapa
laboral o una etapa vital, no significa rendirse, significa aceptación. Es reconocer que todo tiene su tiempo ,
reconocernos en el proceso y mirar al próximo paso nos permitirá crecer con
gratitud.
Aquí quiero reslatar algo muy importante: cerrar un ciclo no
es un proceso automático, es un duelo.
Requiere tiempo,
reflexión y, en ocasiones, apoyo externo.
Como profesional te comparto algunos pasos que pueden
ayudarte a cerrar un ciclo de forma más saludable.
- Reconoce
el fin: Aceptar que algo ha llegado a su término es el primer paso.
Evitarlo solo prolonga el proceso y añade más carga emocional.
- Permítete
sentir: No te apresures a “superar” una situación. Permitirte sentir
las emociones asociadas al cierre es fundamental para sanar. Escribir un
diario es sanador, permite reconocer y expresar esas emociones.
- Reflexiona
sobre lo aprendido: Cada ciclo trae consigo lecciones. Tomarte un
tiempo para identificar lo que has aprendido te dará una sensación de
cierre y te ayudará a integrar esas enseñanzas en la nueva etapa que
comienza.
- Despréndete
con gratitud: Incluso en las situaciones más difíciles, siempre hay
algo por lo que podemos estar agradecidos. Agradecer lo vivido te permite
soltar con una actitud más positiva y abierta.
Una vez que hemos cerrado el ciclo de manera consciente,
estamos listos para abrirnos a lo nuevo. La vida es cíclica, y cada cierre trae
consigo la semilla de algo nuevo y potencialmente maravilloso. Cuando cerramos
un ciclo, nos damos el regalo de reinventarnos, de explorar nuevas
posibilidades y de seguir adelante con más claridad y ligereza.
Cuando llego final del día no pienso que es el fin, es solo
la transición hacia algo más grande y mejor, un nuevo día lleno de muchas
oportunidades.
La vida siempre está
en movimiento, te invito a que vos también lo estés y nos hagamos compañía en
este transitar.
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