Conquistando mis temores

Puedo contarte, sin temor a equivocarme, que el 80% de mis temores a lo largo de la vida no tuvieron fundamento, mientras que el restante 20% jamás fue lo terrible que el miedo vaticinaba.
Que esas cosas horribles que me mantenían en vela y a veces hacían que se me acelerara el corazón, nunca llegaron a suceder ni hubo un atisbo de proximidad a ese ¨peligro¨.
Todo está en la mente y aprender a gestionar esta emoción es fundamental para nuestro bienestar y para poder avanzar en la toma de decisiones.
Recordemos que el miedo es paralizante, a mi se congela el cerebro, jaja!!!
Empiezo a hablarme y a decirme:
- Pensá Victoria, pensá rápido, qué tenés que decir??? 
  Qué tenés que hacer??? 
Me insto a reaccionar.
El temor hace que tengas esa conversación desagradable pendiente con alguien, una y otra vez en tu mente, pero jamás con la persona. Te tortura cada mañana, cada almuerzo, cada noche, no la podés dejar ir, y tampoco la enfrentás.
Que se puede hacer????
Respirar profundo....exhalar lentamente. Una vez, dos veces, tres veces.
Luego recordar que toda dificultad es una oportunidad de aprendizaje, de desarrollar habilidades y encontrar recursos.
Por último encomiéndale a Dios tus caminos y lánzate a la acción.
Llama a esa persona para poder coordinar esa charla pendiente.
Llama a ese alguien que hace tanto que no le dices cuanto lo quieres y qué importante es en tu vida.
Accioná y decide esa mudanza,  ese viaje soñado, el cambio de trabajo.
Es mejor intentar y fallar que no haber intentado jamás.
Hace poco estaba muy nerviosa antes de mi ponencia. A tal punto, que cuando comencé a hablar, tuve que esforzarme porque casi no me salía la voz, así de tensionada estaba.
La ponencia la completé sin mayores sobresaltos, en el tiempo previsto y el feedback fue muy positivo. Más del que esperaba recibir.
Cabe decir que antes de comenzar, sudaba, pensaba que lo que había preparado no era bueno, no era eficaz, no era suficiente, y me conformé diciéndome que ahora no había nada que pudiera hacer excepto hacerla.
Disfruté del momento, a pesar de los nervios, encontré un agradecimiento profundo y sincero por parte de los participantes, y hasta me comentaron como lo disfrutaron y se divirtieron.
Estaba muy feliz.
En ese momento comprendí que el miedo era totalmente irreal. Había trabajado con conciencia en la elección del tema, los puntos principales, el hilo de la ponencia y los toques humorísticos.
En el peor escenario imaginario, tendría que preparar otra en la que pudiera brindar contenido a mi publico, ganando experiencia y un feedback para mejorar.
En el mejor escenario imaginario sería aceptada.
En la realidad, si fue bueno el tema escogido, fui eficaz comunicándolo, fue suficiente para el tiempo que tenía asignado y el hacerlo fue la mejor entrega para que otras personas pudiesen reflexionar, aprender, mejorar según me expresaron.
Si escuchaba a mi miedo no lo hubiera hecho. Escuché a mi corazón, a esa necesidad de pasar lo aprendido que tan bien me había hecho y resultó mejor, mucho mejor de lo imaginado.
Conclusión, cuando temas piensa en lo peor que podría pasar, luego en lo mejor y lo que pese más, eso hacé. 
Disfrutá, porque la vida vale esos momentos de conquista de nuestro miedos, cosas maravillosas pueden suceder si nos aventuramos a dar el primer paso.
Un paso no te lleva a tu destino y si te saca de donde estás.








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